jueves, 23 de septiembre de 2010

Libre amor libre

Yo era de las personas que cuando tenía pareja, solía pensar que era de mi "propiedad". Que si tenía amigos, la persona con la que estaba, también debía ser amig@ de mis amigos al igual que yo.
Que llamar más de cuatro veces al día era lo normal y tener planes desde el lunes para el fin de semana, era completamente, normal.
Conocía a su familia, su perro, el perro del vecino, su rutina, sus cuentas, sus contraseñas; y frecuentábamos los mismos bares, los mismos lugares de siempre.
Normal.
Y así pasaban los años, y de normal en normal, terminé aburriéndome de todo. Era tan "normal" que podía vivir su vida perfectamente, lo sabía todo. Podría ser "La Usurpadora".

Pero luego, apareció otra persona en mi vida que desaparecía por ejemplo, tres días y no sabía nada de su existencia.
Que si me llamaba dos veces en la semana era mucho, y de los diez meses que han pasado, si me ha dicho "te quiero" como tres veces, puedo darme como bien servida.
Ustedes dirán, pero qué tipo de persona es esta?
Si, a mi me costó entender su "modus operandi" y aunque no lo crean, aprendí muchas cosas.
Al principio era desesperante no saber nada, pero luego comprendí que era una persona completamente distinta a mi. Que al igual que yo, tiene sus ocupaciones y sus fantasmas.
No puedo pretender que viva mi vida y mucho menos, yo vivir la suya.
Que no hay que repetir, como su fuera un rosario, la palabra "te quiero" o "te amo", sólo bastan acciones que lo demuestren y, realmente, es muy divertido.
Puedo vivir tranquilamente sin esta persona, y sé que también puede vivir sin mi. Esa es la idea, que aún sabiendo esto, seguimos sin despegarnos.

Que si pensamos en compartir un mismo espacio en un futuro, sabemos que tendríamos cuartos separados. Todavía no entiendo cómo es eso de vivir hasta que la muerte nos separe en una misma cama.
Maravilloso sería que si quieres quedarte en tu cama hasta muy tarde escribiendo, a la otra persona no le moleste la luz. O si entre sueños, te gateen por la noche.
En mi ciudad, si un matrimonio duerme en cuartos separados, significa que las cosas no marchan para nada bien. Pero si nos damos cuenta, es todo lo contrario.
Es simplemente respetar al otro, respetar sus espacios, su vida, sus locuras y lo mismo para ti.
Y encontrar espacios comunes para el compartir, para amar libre, y conservar nuestra personalidad aún estando con otra persona.